Los eternos rivales, la “T” y el “Chupa” empataron en uno el lunes por la noche, en un encuentro de primera división de la Liga de Fútbol Rafaelina.
Por Romina Alberto
“Reprogramado”, esa fue la palabra que el viernes 27 de mayo, minutos después del mediodía se utilizaba para anunciar el cambio de fecha para disputar el primer clásico en Primera A, entre Club Atlético Talleres y Club Atlético María Juana. El motivo fue que cerca de las 12 se conoció la triste noticia del fallecimiento de Héctor Perusia, ex jugador de fútbol de primera división de Atlético y además, integrante y colaborador de la subcomisión de ese deporte y papá de Juan Cruz, quien actualmente forma parte del plantel.
La noticia impactó y como toda muerte inesperada y sorpresiva, golpeó fuerte en la comunidad. La fiesta de los clubes, de los hinchas, de los jugadores, del pueblo ya estaba en marcha. Pero más allá de eso y de común acuerdo, ambas instituciones decidieron la postergación del encuentro para el lunes 30, respetando el mismo horario.
Cabe destacar que la 8° Fecha de la Primera “A” de la Liga Rafaelina de Fútbol se jugó entre el miércoles 25 y viernes 27 de mayo, debido a que no contaban con los adicionales policiales para brindar la seguridad en los partidos de la Liga, porque estaban a la carrera de TC que se disputó en la Rafaela.
La previa
Durante el fin de semana, se prolongaron los nervios, la ansiedad, las ganas, crecieron las expectativas, el pueblo palpitaba el clásico que se hacía desear. Finalmente, el momento llegó. Lunes, el frío se hizo sentir y se mostró como un gran protagonista en la jornada, pero el calor en la cancha también lo fue. Las puertas estuvieron abiertas desde las 19 en el campo de deportes de Talleres. El público local y visitante que desde esa hora comenzó a llegar al predio, lo hizo por los ingresos sectorizados para cada uno.
Camperas, bufandas, gorros, guantes, todo servía para enfrentar la temperatura súper baja de la noche. El inicio del partido de Reserva estaba previsto para las 20.30 y Primera División a las 22.
El ambiente y el clima eran de fútbol, de clásico. El que une al deporte y divide a los simpatizantes, al menos durante el tiempo en que se juega el partido, porque todos sabemos que así es este deporte, que así se vive, que así se siente y que más allá de la rivalidad de los hinchas, todos en el pueblo comparten actividades y tienen distintas relaciones.
Los preparativos continuaban: iluminación a pleno para el campo de juego, el fuego comenzaba a encenderse para la venta de los choripanes, que en esta oportunidad no fue el único menú, sino que también se sumaron tortas fritas, empanadas, locro y el agua caliente infaltable para la compañía del mate en la gélida noche.
El público, de ambas parcialidades que se acercó en gran número fue quizás más de lo esperado teniendo en cuenta el factor climático. Algunos vieron el partido desde el interior de sus vehículos particulares y otros, pegaditos al tejido, desafiando al clima con cánticos, saltos y aplausos. Primero para acompañar a los jugadores de la reserva que en el encuentro que finalizó 2 a 1 a favor del “Chupa”.
Se acercaba el inicio del partido de primera. Sin distinción de edad, estaban todos: dirigentes, colaboradores, medios de prensa, fotógrafos, amantes del fútbol de localidades vecinas, familias. Nadie quería estar ausente en este partido histórico.
Los integrantes de las hinchadas con sus redoblantes, banderas y cantos esperando entusiasmados el ingreso de los equipos y los primeros en hacerlo fueron los locales, el Club Atlético Talleres. El gran recibimiento estuvo repleto de bengalas rojas y blancas, cintas de papel, algo de pirotecnia y el aplauso interminable de su gente. Luego vino el turno del equipo visitante, el Atlético María Juana y también, el de su color predominante. Azul y amarillo en las bengalas, papeles, fuegos de artificio, bocinas y los clásicos cantos.
Todo estaba dispuesto, la espera culminó y el partido a punto de empezar dejó tiempo para el minuto de silencio, que ya se había efectuado en el inicio de la reserva se repite, tal cual se hizo en el partido de Reserva, para recordar y reconocer a Héctor Perusia.
En ese momento todo el bullicio, los gritos, los cantos y las bocinas se silenciaron, entraron en pausa. El respeto fue total en una cancha que más allá de estar colmada, aparentó por ese ratito estar totalmente vacía. Cerró ese minuto un fuerte y sentido aplauso y los jugadores de los dos equipos con una bandera que rezaba: “Fuerzas flía Perusia. Estamos con ustedes, CAMJ”.
A rodar
El partido se disputó con toda la adrenalina que demanda un clásico, con un público encendido, arengando de manera permanente a sus jugadores y equipos. Si bien el triunfo es lo más deseado por parte de cada club, también lo es la posibilidad de poder disfrutar del juego, de entenderlo, aceptarlo y promoverlo valorando el respeto entre ambas instituciones.
El Club Atlético Talleres formó de la siguiente manera: Federico Schmidhalter, Marcos Godoy, Alfredo Meroi, José Wasinger y Lautaro Mendoza. Julio Vivas, Yasir Zanata, Fernando Valinotti y Michel Rey, Nicolás Sarria y Matías Ponce. DT Gastón Esbórraz.
El Club Atlético María Juana en tanto lo hizo con: Santino Garella, Joaquín Ferreyra, Carlos Spósito, Nicolás Galfione y Facundo Ruffiner. Catriel Alassia, Guillermo Russi, Rafael Martínez y Nicolás Roggero; Lucio Silioni y Mauro Lora. DT Pablo Cernotti.
En Talleres ingresaron Juan Bautista Garnero, Andrés Bruno, Gabriel Pérez Giletta y Atilio Nevada. Y en Atlético María Juana: Bruno Lovera, Marcelo Peiretti y Nicolás Gallo.
El desarrollo
Un primer tiempo donde Talleres tuvo más la pelota, pero Atlético contó con las situaciones más claras. La primera a los 20 minutos, tras una serie de rebotes donde intentaron Mauro Lora y Catriel Alassia, pero finalmente Lucio Silioni la pudo empujar muy cerca de la raya para poner el 1 a 0 a favor de Atlético. Después tuvo otra situación en los pies de Alassia que quedó mano a mano con el arquero Federico Schmidhalter tras un gran pase de Nicolás Roggero, pero la pelota dio en el palo.
Ya en el segundo tiempo, mientras Talleres buscaba el empate, Atlético intentaba ampliar el marcador, pero a ambos les faltaba la puntada final. A los 42 minutos llegó la jugada del penal cuando Atilio Nevada, recientemente ingresado, tocando por primera vez el balón, intentó un desborde por el sector derecho y la pelota terminó rebotando en la mano de Guillermo Russi, el árbitro Guillermo Tartaglia no dudó y cobró la pena máxima. Lautaro Mendoza se hizo cargo del penal y decretó el merecido 1 a 1.
Minutos después llegó el pitazo final que encontró a ambos equipos conformes con el resultado. Talleres porque mantuvo la racha de siete partidos sin perder frente a su clásico rival (cuatro victorias y tres empates) y Atlético cortó con una racha de cuatro derrotas consecutivas en cancha de Talleres.
El último clásico se había jugado en cancha de Atlético María Juana en el año 2018 y el resultado en esa oportunidad también fue 1 a 1.