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Crianza fisiológica: ¿Cómo miramos?Cambiando el paradigma

Por Elisa Ridolfo

Ser padres es probablemente una de las experiencias más hermosas que regala la vida. Pero todo el proceso que ello conlleva, trae aparejado una serie de acciones que, la mayoría de las veces, no sabemos cómo abordar en la crianza de los hijos.

En primer lugar, debemos plantear la diferencia que existe entre dos conceptos. No es lo mismo hablar de desarrollo de los niños que de crianza. Lo primero es algo natural que se va a producir en un infante (rola, se arrastra, se sienta, camina), independientemente de las experiencias que le toca vivir. La crianza en cambio, incorpora las vivencias que como mapadres vamos a ir entregando a ese niño, (lo verticalizamos, lo sentamos, le brindamos facilitadores de arrastre y un espacio libre y seguro para que se mueva). Esto puede ser acorde con la fisiología o no.

Hablar de fisiología implica hablar de naturaleza, lo que está muy alejado de cualquier intervención. Voy a ser más clara aún, un proceso fisiológico es el sueño. Por ejemplo, tengo ganas de dormir, mi cuerpo me pide hacerlo, duermo. Si esto se ve interrumpido, (hay mucho ruido en la calle que me impide descansar), nos desregulamos, incomodamos, irritamos, nos sentimos raros, el cuerpo pesa, la cabeza molesta.

La regulación es la palabra clave en la crianza fisiológica, es la que nos permite saber si estamos siendo respetuosos o no en el cuidado del niñe. Cuando un bebé tiene sus necesidades fisiológicas cubiertas, está regulado. Pero cuando éstas no lo están, se produce una desregulación que, con el tiempo, puede acarrear consecuencias emocionales negativas.

Algunas de las necesidades fisiológicas son: comer, dormir, orinar, defecar y tener una temperatura corporal constante. Desde que el bebé nace necesita regulación y teniendo en cuenta que pasa de un medio acuático en donde estaba acunado y en movimiento en forma permanente, con alimento a libre demanda, rodeado de agua que lo abrazaba, lo que desea al pasar al medio aéreo es lo mismo.  Lo conocido para un recién nacido son los brazos, el acunamiento, el alimento a disposición. No necesita juegos, luces, sillas masajeadoras, chupetes, cunas de diversos tamaños ni mamaderas. Por eso como mapadres, cada vez que realizamos una acción con nuestro bebé debemos preguntarnos cuál es el sentido de esa experiencia. Porque muchas veces no son adecuadas, irrumpen el desarrollo y generan una gran desregulación.

Criar en forma fisiológica implica respetar el desarrollo, criar acompañando, observando y escuchando sus necesidades. Esta mirada es la contracara de la mirada intervencionista, desde la cual fuimos formados casi todos los seres humanos. Por eso, mirar en forma fisiológica implica ver desde otro paradigma y ser bebé-niñocentristas.

¿Podemos dejar de educar y comenzar a criar? ¿Podemos logar salir del adultocentrismo?

Sabemos que cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo verdadero y la crianza fisiológica es leal a esto.

Les niñes no aprenden a hacer ciertas cosas, ellos desarrollan capacidades para lograrlas.

Construyendo una mirada bebé-niñocentrista
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