Por Chama M. Nóbile
Si bien hay épocas en que el cabello suele “caerse más”, puede haber razones de salud física o mental que provoquen la pérdida de pelo. Cómo actuar ante esta situación
Tras el paso de la pandemia de Covid-19 aumentaron las consultas a los profesionales médicos respecto a la profusa caída del cabello. Hay quienes atribuyen este efecto al estrés que generó el encierro o las pérdidas sufridas en ese período. Otros también lo toman como una secuela de quienes atravesaron la enfermedad
Normalmente una persona pierde entre 50 y 150 cabellos en forma diaria y a la vez el cuerpo va reemplazándolos con otros nuevos. Pero cuando notamos que al bañarnos se tapa el desagüe o que queda gran cantidad de pelo en el cepillo, es momento de prestar atención a las posibles causas para actuar en consecuencia.
Si estás experimentando gran caída de pelo será mejor que consultes a un especialista. Mientras tanto voy a resaltar ocho posibles razones de la pérdida de pelo.
Falta de nutrientes
La pérdida temprana del cabello puede estar relacionada con deficiencias en la dieta. Los nutrientes que pueden faltar son: las proteínas y la vitamina D. Para tener un cabello fuerte y saludable debemos consumir las proteínas necesarias para generar la queratina, que es la proteína estructural con la que se forma la fibra capilar. En cuanto a la vitamina D, el cuerpo necesita procesarla mediante una exposición diaria de varios minutos al sol.
Peinado demasiado tirante
La tensión constante de los peinados resiente los folículos pilosos. Esto puede causar rotura, adelgazamiento e incluso pérdida permanente de cabello conocida como alopecia por tracción.
Además, el uso constante de planchas u otros pequeños electrodomésticos de calor para el peinado muy seguido, pueden causar una condición llamada alopecia centrífuga central cicatricial. La ACCC es la pérdida de cabello de la parte superior del cuero cabelludo causada por las quemaduras de las herramientas de estilismo calientes. Usá tus planchas con la temperatura más baja, especialmente si también usa algún tipo de producto relajante para el cabello.
La genética
La alopecia, a veces es producto de una enfermedad autoinmune hereditaria llamada Alopecia Areata. Como ‘enfermedad poligénica’, requiere que ciertos genes se transmitan de ambos padres, por lo que es bastante rara. El sistema inmunológico ataca los folículos pilosos, haciéndolos más pequeños y deteniendo potencialmente todo el crecimiento del cabello.
Existen tratamientos que pueden ayudar a frenar este tipo de pérdida de cabello, que intentan estimular la circulación sanguínea y promover la formación de colágeno y nuevos folículos pilosos.
Problemas hormonales
Los desequilibrios hormonales en los que las mujeres tienen niveles de testosterona más altos que los de estrógeno pueden provocar la caída del cabello en la cabeza, pero también estimulan el crecimiento del cabello en otros lugares, como la barbilla. Durante la menopausia es habitual la pérdida.
En el otro extremo, después de dar a luz, los niveles de estrógeno de las mujeres suelen bajar. La proporción de estrógeno en relación con la testosterona puede causar una ola de pérdida de cabello después del nacimiento, pero es algo que se revierte en poco tiempo.
En los hombres, la caída del cabello suele ser un proceso mucho más frecuente. De hecho, la alopecia androgenética hereditaria afecta aproximadamente al 70% de los varónes y está provocada por un exceso de hormonas masculinas, los andrógenos.
Las enfermedades relacionadas con el mal funcionamiento de la glándula tiroides también entran dentro de las causas de la caída del pelo.
Si tienes hiper o hipotiroidismo, tu tiroides no produce la cantidad adecuada de hormonas. La tiroides es la responsable de regular el metabolismo, por lo que ambas condiciones pueden afectar a tus folículos. En el hipotiroidismo, la tiroides no produce suficiente hormona tiroidea, mientras que en el hipertiroidismo, la tiroides produce demasiada hormona. Dado que la hormona tiroidea ayuda a desarrollar y mantener los folículos pilosos, los niveles inadecuados pueden provocar daños que pueden incluir un aumento de la rotura y la pérdida de cabello.
El estrés
Si bien es más una presunción que una certeza, se investiga la conexión entre el estrés y la pérdida de cabello Se sospecha que el estrés puede alterar el ciclo de crecimiento de los folículos pilosos.
Diabetes
Cuando tu cuerpo es resistente a los insulantes (un precursor de la diabetes de tipo 2 en la que el cuerpo no responde a la insulina o no utiliza la glucosa adecuadamente), su hígado deja de producir una proteína llamada ‘globulina vinculante’. La globulina vinculante ayuda a regular sus hormonas sexuales, y sin ella sus niveles de dihidrotestosterona (una hormona sexual masculina más potente que la testosterona) aumentan.
Herencia familiar
La causa más común de la pérdida del cabello es un trastorno hereditario que ocurre con el envejecimiento. Este trastorno se llama alopecia androgénica, calvicie de patrón masculino o calvicie de patrón femenino. Por lo general, se produce progresivamente y en patrones predecibles: una línea de cabello que retrocede y puntos de calvicie en los hombres, y un adelgazamiento del cabello a lo largo de la corona del cuero cabelludo en las mujeres.
Causas externas
La pérdida del cabello también puede ser un efecto secundario de algunos medicamentos, como aquellos usados para tratar el cáncer, la artritis, la depresión, los problemas cardíacos, la gota y la presión arterial alta. Luego de las sesiones de radioterapia u quimioterapia es posible que el cabello no vuelva a crecer como antes.
Shock emocional
Otra de las causas externas puede ser el haber atravesado un momento de profundo dolor o por un shock provocado ante una enfermedad grave, una muerte repentina o un accidente.
Los tratamientos
El mercado farmacéutico ofrece gran cantidad de alternativas para realizar tratamientos contra la caída. Pero sin embargo, desde esta columna intentamos encontrar siempre opciones que requieran echar mano de la naturaleza para solucionar los problemas.
En cuanto a la caída del cabello hay muchas plantas y hierbas que tienen efectos engrosadores y fortalecedores tanto del folículo como de la fibra capilar. Entre mis predilectas las mejores opciones son los tónicos capilares o los champús naturales que no poseean sulfatos, parabenos ni siliconas y que estén elaborados en bases a plantas como el romero, la ortiga, la lavanda, la capuchina, el hibiscus, el té verde, el níspero, la jarilla y la cola de caballo.
También hay aceites vegetales que colaboran con el engrosamiento de la fibra capilar como es el caso del aceite de ricino. Los aceites de coco, jojoba, pepita de uva, neem y caléndula, ayudarán a la salud del cuero cabelludo y al aspecto sedoso y brillante de un pelo sano.