En Cañada Rosquín se lleva adelante un proceso de rescate del edificio de la institución pionera en la comunidad.
Por Chino Zanello
La Comuna de Cañada Rosquín comenzó hace meses un plan de recuperación edilicia del edifico de la Sociedad Italiana, la primera institución del pueblo, fundada en 1908. La obra apunta a restaurar fundamentalmente el emblemático salón, escenario y camarines, conjuntamente con el ingreso por calle Brigadier López al 500.
Es un lugar muy querido por la comunidad, un emblema de la cultura rosquinense y de la región, símbolo de funciones de cine, bailes y recitales. Espacio que necesitaba un urgente reacondicionamiento.
Es importante señalar, que a la Sociedad Italiana también le cayeron encima las generales de la ley en el empeño setentista por querer “aggiornar” fachadas históricas que mantenían todo un lenguaje patrimonial. Así fue modificado su frente durante esa década. Por entonces el retiro de su fachada, cambió notablemente la sensibilidad arquitectónica pensada por sus fundadores.
Restauración
Actualmente la obra iniciada en 2022, está en la última etapa de restauración. La intervención apunta a conservar materiales originales, siempre manteniendo la estética histórica, pero con la resolución de los problemas de base que arrastra una construcción tan añosa.
Ante la pregunta de qué es lo que se hizo desde 2022, Barbi Metrebian la responsable técnica del Área de Obras Públicas de la Comuna, indicó a El Impreso que “en principio fueron meses de trabajo en cuestiones funcionales del edificio, porque tenía mucho ingreso de agua por las partes bajas laterales del salón y bajo el escenario. Estaban en muy malas condiciones los balcones externos conjuntamente a todos los desagües pluviales y entonces se hizo un trabajo importante en esa puesta en funcionamiento de lo edilicio”.
“En una segunda etapa -continuó- entramos en tratamiento de plagas, ubicación de redes de aislamiento para las palomas, todos los balcones que dan al exterior y las ventanas altas están tratados en base a ese aislamiento porque había muchas palomas viviendo en el interior”.
El proceso de restauración se expandió también al querido escenario de la Italiana, “En realidad es mucho el trabajo hecho. Se realizó un sobretecho de chapa sobre la estructura del escenario, todos los camarines y el bajo escenario se hicieron nuevos. Además, se concretó una limpieza general completa del espacio donde estaban los asadores de la institución”.
En referencia a lo estético, una vez resuelto el ingreso de agua, se hizo un recambio en los pisos de pinotea, en grandes sectores que estaban en mal estado y muy deteriorados. “Además se hizo un revoque impermeable en todo el interior del edificio, en las tertulias que estaban descascaradas como también en palcos”, puntualizó Metrebian.
Al consultarla sobre la intervención del exterior, resaltó: “Se puso el énfasis en asegurar toda la accesibilidad en la vereda. La base era implementar una vereda ciento por ciento accesible, inclusive para vehículos con una dársena sobre la calle. Ahora estamos en pleno recambio de aberturas, ya cambiamos dos y nos falta la central”. Luego destacó que “queda como última etapa la puesta en valor del salón principal, iluminación y pinturas”.
Son tiempos donde se imponen tantos recuerdos porque hablamos de un lugar muy abierto a las emociones de toda la población en su conjunto. Por ahí pasaron grandes figuras, en un escenario que puso en escena noches inolvidables de teatro, fiestas, bailes con orquestas típicas, actos, y el bien cultural que aportó el cine durante décadas a tantas generaciones rosquinenses. Un lugar infinitamente moldeado por la renovación de carteleras. Funciones colmadas con estrenos en ese arte deslumbrante por excelencia. Un coloso de los más nobles, punto estratégico para presentaciones diversas de bandas y solistas dotado de una acústica notable.