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Respirar, reconectar y agradecer: las claves de la belleza de la mente y el espíritu

Por Chama M. Nóbile

El inicio de un nuevo año puede servir como punto de partida para focalizarnos en el cuidado de aspectos menos visibles pero vitales para la salud en general

Desde el comienzo de este espacio de cuidado personal, fuimos recorriendo la historia e inicios de la cosmética desde la antigüedad hasta nuestros tiempos y, de a poco, llegamos a puntualizar en secretos y técnicas para mejorar el aspecto de nuestra piel, cabellos, belleza y bienestar en general.

Sin embargo, el cuidado de la belleza también implica prestar atención a elementos más sutiles e incluso invisibles, como son la salud de la mente y del espíritu.

Por esa razón y poniendo como excusa esa idea de que cuando comienza un año gran parte de la sociedad se replantea sus objetivos de vida y surgen impulsos para cambiar situaciones que nos incomodan, proponemos una serie de cuidados para fortalecernos interiormente.

A decir verdad, no se necesita para ello invertir ni gran cantidad de tiempo o de dinero, sino que basta un mínimo de voluntad para realizar algunas breves rutinas que redundarán en grandes beneficios internos y externos.

Meditar

La práctica milenaria de la meditación, aunque sea por unos breves minutos al día, tiene comprobados beneficios para calmar, aclarar la mente, reducir el estrés y la ansiedad y lograr un estado de paz interior y felicidad y fortalece el sistema inmunológico. Basta encontrar unos minutos para acomodarse en un lugar tranquilo y bajar el ritmo respiratorio mediante inhalaciones y exhalaciones profundas y conscientes, tratando de lograr la mayor relajación posible del cuerpo físico y alejando los ruidos mentales que provocan las preocupaciones diarias.

Si nunca la practicaste, podés comenzar con 3 minutos diarios y poco a poco irás aumentando el tiempo de acuerdo a tu necesidad y a los efectos que puedas ir reconociendo en tu cuerpo y mente. Lo esencial es lograr hacer consciente lo que el cuerpo nos dice, es un proceso de autoconocimiento y reflexión que repercutirá positivamente en muchos aspectos de tu vida y en la relación con el entorno.

Saber decir que no

Vivimos en una sociedad capitalista y salvaje donde todo parece pasar por la imagen y el éxito se mide por lo que tenemos y no por lo que somos. En este contexto saber reconocer cuándo estamos dejándonos llevar por la vorágine consumista es una elección saludable. No necesitamos comprarnos todo o tener el último celu de moda. Propongámonos contribuir con la reducción del consumo de elementos de un solo uso para contribuir con el cuidado del medio ambiente y forjar el desapego de lo material para conectar con lo verdaderamente importante.

Ser agradecido

Si uno navega por las redes sociales puede encontrar un caleidoscopio de gente tan diferente entre sí que va desde los amantes de las teorías conspirativas y los apocalíticos hasta los que pregonan el inicio de una nueva era de consciencia universal más elevada. Ante tanta variedad, lo más recomendable es no entrar en pánico, mirar lo que está a nuestro alrededor y tratar de mantener nuestro equilibrio emocional agradeciendo por todo lo que tenemos, lo material y lo espiritual, incluso agradecer por los obstáculos que se nos presentan ya que significan nuevas oportunidades para avanzar en otras direcciones.

Agradecer, realizar pequeños rituales de conexión con la tierra y los elementos de la naturaleza y practicar la empatía con nuestros semejantes (humanos y no humanos), puede ser una excelente forma de comenzar un nuevo ciclo donde se abone nuestro crecimiento espiritual y nuestra paz mental, más allá de nuestra belleza física.

Conectar con la tierra

Entre las actividades que ayudan a conectar con el entorno o con uno mismo se encuentran aquellas que se realizan en forma manual o artesanal. Tejer, pintar, escribir, dibujar, moldear arcilla y hasta incluso hundir las manos en la tierra para trasplantar productos de la huerta o las macetas o caminar descalzos son algunos ejemplos. También en este espectro podemos ubicar el baile libre o el canto sin importar cuánto se desafina. Cualquier proceso creativo o que requiera el uso de las manos o el cuerpo y su interacción con el medio actúa como una forma de descomprimir tensiones y liberar angustias. Es saludable establecer un vínculo con nuestra capacidad creativa sin necesidad de tener que ser los mejores, sino como forma de generar buenas vibras.

Contemplación natural

Darse un tiempo para mirar la naturaleza también se convierte en un nexo con la reflexión, las sensaciones y el arraigo con la tierra. Nos enseña a esperar, a que todo tiene su proceso y su tiempo y a agradecer por poder ser parte de los mismos.

Así que en este mes de enero te invito a respirar, conectar, agradecer, soltar y recargar las energías para encarar el año con fuerzas renovadas y con la mente y el espíritu en la mejor forma.

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