Utilizada desde hace años por sus cualidades aromaterapéuticas, la planta de lavanda es una aliada para tratar diferentes cuestiones de salud física y emocional y además es una de las estrellas de la cosmética comercial y natural.
Por Chama M. Nóbile
Todos la conocen. Se trata de un arbusto de hojas verde grisáceas y flores violetas que tienen un aroma muy sutil y florece desde mediados del verano hasta principios del otoño. Es un arbusto que alcanza entre 50 y 80 centímetros de alto, es muy resistente a la sequía y se adapta a suelos rústicos y pobres en humus. Con ustedes: la lavanda.
Tiene diversos tipos, siendo la Lavandula angustifolia o vera la más requerida por los perfumistas por la fina calidad de su aroma, mientras que otros tipos se utilizan para la extracción de aceites esenciales o para la comercialización de sus flores secas. Los conocedores afirman que existe una relación entre el aroma que tienen las flores y las hojas: a mayor aroma en las hojas, menor calidad de perfume en las flores y viceversa.
La medicina popular emplea tallos, hojas y flores por vía oral y tópica para combatir diferentes dolencias.
Para trastornos nerviosos como ansiedad, insomnio o palpitaciones, en forma oral se trata con la utilización de sus flores en infusiones o mediante la ingesta de gotas de tintura madre de lavanda, diluidas en agua. También el uso de aguas de colonia, perfumes, jabones, sahumerios, velas aromáticas y bálsamos elaborados con aceites esenciales otorgan sus cualidades aromaterápicas y sedantes para favorecer la relajación y disminuir el stress. Como el aceite esencial de lavanda es uno de los pocos que pueden aplicarse puros sobre la piel, se pueden usar una o dos gotas en cada muñeca. De esta forma su efecto sedante se duplicará ya que ingresará rápidamente al torrente sanguíneo y su aroma también pacificará a través del olfato.
La ingesta de tés o tinturas madre ayuda además con dolores de origen estomacal (efecto antiespasmódico y carminativo –previene y ayuda a eliminar gases-) y como emenagogo (es decir que provoca o favorece la menstruación).
En forma de compresas, cremas, ungüentos y linimentos de uso tópico y sales de baño o flores en el agua de la bañera, se usa para mitigar dolores reumáticos.
Por su acción balsámica y expectorante las flores se hierven para realizar inhalaciones y vahos para casos de laringitis, bronquitis, catarros y resfríos.
La lavanda también es un excelente repelente de insectos. Su uso más frecuente es el de sus flores secas distribuidas en bolsitas de tela en armarios y roperos para ahuyentar a las polillas. También su aceite esencial se puede combinar con otros para repeler mosquitos y moscas y además hay quienes afirman que los temibles alacranes no se acercan a menos de metro y medio de estas plantas, por lo que es muy conveniente tenerla cerca de puertas y ventanas.
Pero sus cualidades no terminan allí ya que también es un poderoso desinfectante ecológico de superficies. Además, la lavanda es antimicótica, antiinflamatoria y antipruríginosa.
Aliada en la cosmética
Quienes elaboran cosmética natural conocen de sus múltiples beneficios. A los ya mencionados se agrega que la lavanda tiene efectos benéficos sobre la robustez de la fibra capilar, favoreciendo el crecimiento del cabello y evitando su caída. También alivia la caspa. Por esa razón es un componente frecuente en champús o tónicos capilares junto al romero y la ortiga, entre otras plantas.
Hay quienes se animan y mezclan las flores de lavanda en recetas de pastelería para elaborar masitas o tortas.
Preparaciones caseras
Como desinfectante: Dos puñados de flor seca en un litro de líquido (mitad agua destilada y mitad alcohol de farmacia).
Para aliviar picaduras y hongos de la piel y uñas: Un puñado de flor seca macerado por 15 días en ¼ de litro de aceite de oliva, alivia las picaduras de insectos. Este oleato también puede usarse en casos de pie de atleta.
Uso interno: recomendado para trastornos nerviosos (ansiedad, dificultad para dormir y palpitaciones); malestares estomacales; trastornos menstruales; catarros, resfríos y bronquitis. La infusión se prepara con una cucharada de flores y hojas para un litro de agua recién hervida: beber una taza tres veces al día hasta que el problema disminuya.
Uso externo: para vahos (inhalaciones) preparar una decocción o cocimiento con una cucharada del vegetal (tallos, hojas y flores) para un litro de agua, calentar hasta que entre en ebullición y luego inhalar varias veces mientras el vapor se desprende.
Dolores reumáticos y baños relajantes: Se prepara con dos a cinco cucharadas de flores para 20 litros de agua caliente o bombas de sales de baño con aceite esencial de lavanda.
Precauciones: tener cuidado cuando se usa junto a medicamentos antidepresivos y sedantes. Almacenar protegido de la luz y la humedad. Estos productos tienen el carácter de auxiliares sintomáticos y no reemplazan lo indicado por el médico en el tratamiento de una enfermedad. Al consultar al médico infórmele que está usando esta hierba medicinal. Evite la preparación con utensilios de aluminio.