Lucas Regazzio, psicólogo, M.P. 435
El día Mundial de la Salud Mental se celebra cada 10 de octubre, acontecimiento que es promovido por la Federación Mundial de la Salud Mental y cuenta con el respaldo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El fin de este evento es crear conciencia sobre los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar acciones que beneficien a la salud mental.
La salud mental es definida por la OMS como “un estado de bienestar, en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades. Además, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar en forma productiva, fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”.
Contrariamente a lo que se cree, los padecimientos mentales no son un problema poco frecuente. Varios estudios estadísticos que se han realizado dan cuenta de que los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en toda América y específicamente en Argentina, ya que en nuestro país una de cada tres personas presenta un problema de salud mental a partir de los 20 años.
El abuso de sustancias, junto a los trastornos depresivos y el suicidio, ocupan los primeros lugares en los puestos de problemas de salud mental.
Factores sociales
Si bien la salud mental es individual, está determinada por múltiples factores sociales, psicológicos y biológicos. Sus alteraciones se pueden asociar asimismo a los cambios sociales rápidos, a las condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación de género, a los modos de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y un descuido a la salud física.
También estos trastornos están determinados por factores de la personalidad y psicológicos específicos que hacen que una persona sea más vulnerable a padecerlos.
Más allá de estas determinaciones, desde hace tiempo ha sido complicado saber enfrentar el padecimiento mental sin caer en el estigma. Hay varios mitos que todavía debemos derribar, entre ellos tenemos, los pre conceptos que acarreamos socialmente -de los cuales muchos son erróneos-, el etiquetamiento de las personas según su padecimiento y, por supuesto, el desconocimiento.
Lo que no podemos negar es que la patología mental está extendida a nivel social, pero la misma sigue ocultándose por el desconocimiento, factor que puede superarse simplemente con la información.
Acompañar
La mayoría de las veces, los trastornos mentales suelen ser vistos como signo de debilidad de carácter, falta de motivación o deseo, todas estas concepciones son erróneas, la verdad es que son similares a cualquier otra enfermedad.
Por tal motivo, si algún familiar o amigo padece un trastorno mental trata de ser compasivo con él, de hacerle saber que te importa lo que le está pasando, sin restarle importancia con decires como “no es nada” “ya te va a pasar”.
También ayuda dejarlo que se exprese y ofrecerle un espacio seguro para ello, donde no se sienta juzgado sino contenido. Escuchá sus experiencias sin enfocarte en darle soluciones rápidas y fáciles. Tampoco contradigas sus creencias, incluso si te parecen extrañas o erróneas. No lo fuerces cuando no pueda comunicarse de manera positiva y ofrécele el tiempo necesario para calmarse.
Es fundamental dejar que la persona cuente su problema cuando quiera y la parte que quiera. Acompañar no significa gestionar su vida, ni realizar sus tareas.
Si bien la ayuda de los familiares es fundamental e indispensable, recordar que solos no podemos sacar al ser querido o conocido del pozo. Se recomienda no tratar de diagnosticar o adivinar qué le está pasando a la persona.
Si bien el apoyo es muy importante, hay que consultar con un especialista en salud mental. Se sugiere hablar con el ser querido o familiar de la importancia de la búsqueda de apoyo profesional, es fundamental orientarlo sobre cómo hacerlo y si es necesario en una primera cita acompáñalo.
