Conocemos el origen de la elección de la fecha 25 de noviembre para conmemorar en todo el mundo como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
Por Manu Abuela
La fecha elegida, 25 de noviembre no es al azar. De hecho, ya estaba siendo utilizada en nuestro continente. En efecto, durante el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en 1981, se había instituido dicha fecha en memoria del feminicidio cometido por la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo contra las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.
Ellas fueron apodadas “las mariposas” por sus compañeros del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, donde se destacaban por su militancia activa en contra del sistema dictatorial que hacía tres décadas regía en República Dominicana.
Las actividades clandestinas de este movimiento fueron descubiertas al tiempo por las fuerzas estatales y fueron detenidas. En la cárcel vivieron todo tipo de tortura y violencia física y sexual. Pudieron sobrevivir y fueron liberadas debido a las presiones internacionales, pero sus maridos no corrieron la misma suerte.
Por eso, el 25 de noviembre de 1960 iban camino a visitarlos cuando un auto de la policía las emboscó y su jeep quedó en el fondo de un barranco. Las autoridades quisieron hacerle creer al mundo que murieron a causa de un accidente de tránsito; sin embargo, sus cuerpos mostraron signos de asfixia y golpes.
El dictador
Pero lo cierto es que Trujillo ya conocía a las hermanas Mirabal, incluso antes de su militancia clandestina. En efecto, ellas pertenecían a una familia acomodada de República Dominicana. En una ocasión, mucho tiempo antes en 1949, compartieron una recepción con el dictador en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde la familia asistió.
Allí, Trujillo puso especial atención en Minerva, invitándola a bailar. En el baile, se le insinuó y ella lo rechazó. Hasta le pidió que liberara al fundador del Partido Socialista Popular, Pericles Franco. La negativa fue tomado muy mal por el mandatario, quien mandó a encarcelar al padre de las mariposas.
La saña que tenía Trujillo para con las Mirabal era particular. En una época y un país donde las mujeres no podían votar, ni estudiar, ni tenían la patria potestad de sus hijos, ni usaban pantalones siquiera, ”las mariposas” rompieron con muchos estereotipos y mandatos. De hecho, Minerva fue la primera mujer en recibirse de abogada en su país.
Las hermanas fueron mujeres fuertes, independientes, conocedoras, mujeres que molestaban porque hacían mover las estructuras desde donde esta desigualdad de género se establece.
Violencia de género
La Unesco declaró: “Las hermanas Mirabal fueron brutalmente asesinadas por ser mujeres y activistas. Su único crimen fue haber luchado por sus derechos contra el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo”. Aquí se evidencia la categoría “violencia de género”, esta que recibimos las mujeres e identidades feminizadas por el simple hecho de ser mujeres y que nos lleva a la muerte cada 29 horas en nuestro país.
Esto no quiere decir que los hombres no sufran violencia, sino que las causas por la cual la padecen son otras. Un ejemplo clarifica el asunto: supongamos que un varón camina sólo por la calle a altas horas de la madrugada y se le acerca otro. En su cabeza tiene miedo que le robe y que este hurto sea tan violento que lo lastime. Pero una mujer que camina sola de noche tiene otros miedos como ser sufrir violencia sexual, o que se la lleven en una red de trata, o que la acosen verbalmente… Y a que le roben, también.
Por eso, entendiendo que la violencia de género es un problema estructural, en nuestro país se promulgó en el año 2009 la Ley 26.485 de prevención integral para prevenirla, sancionarla y erradicarla. En ella, se pone de manifiesto que es un derecho de las mujeres vivir una vida libre de violencias y la necesidad de realizar políticas públicas en pos de su erradicación.
Sin embargo, como vemos a diario, las leyes solas no bastan para que la violencia de género culmine, sin una sociedad que no pueda parase a pensar y replantear algunas cuestiones. Una de ellas se relaciona con los estereotipos ligados al género que acarreamos, que cargan sobre nuestros hombros roles, formas de hacer, sentir, actuar y parecer que son muy pesados, y lastiman hasta matar. Otra, la justicia patriarcal que no toma denuncias, o revictimiza a las mujeres que se animan a hacerlas, o justifica al agresor.
Falta aún mucho camino por transitar para que las mujeres y disidencias podamos sentirnos en igualdad real dentro del sistema heteropatriarcal en el que vivimos. Mientras tanto, cada 25 de noviembre saldremos a las calles, reivindicando nuestra lucha diaria para vivir una vida libre de violencias, como la ley lo estipula. Y durante la marcha, miraremos al cielo y saludaremos a todas las mariposas que la violencia política, o institucional, o doméstica, o mediática que, por razones de género, nos han arrebatado, y caminaremos pisando más fuerte.
“Si me mata, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”, dijo Minerva Mirabal. Hermana, no sacaste tus brazos pero sí desplegaste tus alas.