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Pasión y voluntad: jugar al fútbol a los 84 años

Pedro Ciccioli vive en Cañada de Gómez y con más de ocho décadas juega al fútbol todos los miércoles y sábados.

Por Martín Mengarelli

Pedro Ciccioli tiene 84 años y juega al fútbol dos veces a la semana con su grupo de amigos de Cañada de Gómez. Es el que más grande de todos, como también el que más asistencia tiene cuando se arman los partidos durante la mañana mediante Whatsapp. Se trata de un caso que sigue causando asombro entre sus compañeros del deporte amateur, así como es un anhelo para muchas personas que desean experimentar la misma vitalidad y voluntad que tiene Pedro, al momento de combinar diversión y pasión con salud física. Ciccioli mantuvo una charla con El Impreso del Oeste para contar su historia, cómo se ligó con el deporte y cómo logra mantenerse aun en el campo de juego con las ganas que a él lo caracterizan.

“Soy Pedro Ciccioli, tengo 84 años y técnico electricista. El fútbol es una pasión que llevo adentro desde chico. Si hablamos de clubes tengo que decir que soy hincha de Boca Juniors. Tengo la suerte que Dios me ha dado de poder correr y participar con los amigos. Es un grupo de muchachos y gente grande muy hermosa, donde nos llevamos muy bien. Nos encontramos los sábados por las tardes y miércoles a la noche para poder jugar. De todos ellos soy el más grande. Tuvimos gente que jugó hasta los 75 años pero no mucho más”, se presentó formalmente.

En cuanto a la rutina de Pedro y la organización del grupo para llegar a jugar los días sábados contó que “Tenemos un consejo directivo de cual depende el árbitro. Hay un órgano disciplinario, donde se puede sancionar, y esas personas son elegidas por el grupo. De esa manera nos llevamos bien todos y nos vamos ordenando. Jugamos partidos de 15 o 20 minutos. Nos ocupamos de anunciar el fútbol y el horario para anotarnos. En verano a veces jugamos a las 17 y en invierno a las 15. Somos unas veintidós personas, socios del Aero Club de Cañada de Gómez. Armamos tres equipos, con siete jugadores en lo posible. Dividimos bien los equipos y arrancamos a jugar los encuentros, donde contamos con un árbitro propio. Una vez elegidos se saca una tarjeta para ver cuál es el equipo que espera. El ganador sigue contra el equipo que esperaba, y luego es rotativo. Como máximo jugamos dos partidos, hasta cansarnos y nos vamos”.

Pero los miércoles, la cuestión es un poco más exigente, en cuanto a horarios y climas para disputar los partidos, algo que sin embargo no es ningún problema para Pedro. “Los días miércoles nos organizamos por Whatsapp.  Jugamos a las 21 y somos si o si dos equipos, también de siete integrantes cada uno. Disputamos una hora corrida, incluso en invierno. Buscábamos siempre alguna cancha para jugar, todas aquellas que dispone la ciudad. Algunas eran bravas por estar en zonas descampadas y el frío se sentía. Otras eran de tierra. Y luego jugamos en canchas sintéticas donde nos acomodamos mejor”.

Por otro lado, ante el interés de conocer como Pedro se relacionó con el deporte, atendimos a una historia de vida y esfuerzo constante que contribuyeron a que el cañadense hoy tenga al fútbol como una de sus más grandes pasiones. “Jugaba bastante cuando tenía 16 años en mi escuela. Estudiaba en Marcos Juárez y jugábamos mucho. Participé de los Juegos Infantiles Evita en el 1956 pero me tuvieron que operar de apendicitis y no pude jugar más por un tiempo. Luego seguí jugando hasta que me tocó realizar el Servicio Militar. Cuando vine a vivir a Cañada de Gómez, donde entré a trabajar en la fábrica Helvética en mantenimiento eléctrico y no tenía tiempo para jugar porque fuera de hora trabajaba como electricista; necesitaba hacer dinero. Después fui a trabajar a Las Parejas. Pasaron algunos años hasta que hice un taller en mi casa donde me dedicaba a mi profesión, pero seguía sin tiempo para jugar con amigos. Más adelante abrí un negocio y luego estuve toda la vida laburando hasta el año 1974, donde estaba más afianzado y me invitaron a jugar en una cancha cerca del Club de Cazadores en Cañada. En ese entonces tenía 37 años. Desde ahí jugamos varios años y luego pasamos a jugar en el Aero Club en 1990. Se armó una cancha que ayudamos a construir y hasta el momento estamos ahí. Es un lindo lugar y cómodo para nosotros. La lluvia incluso nos permite jugar”.

Pero a todo ello hay que sumarle los hábitos de vida saludable que Pedro lleva y a su vez recomienda: “Nunca fumé ni me excedí con el alcohol. Trato de comer sano. A la mañana me hago un buen desayuno, bien abundante con cereales, jugo, todo con una vitamina diaria que me recomendaron. Soy de vida normal y hago como puedo. A veces en algún asado me permito un excedente de bebida, pero una vez por mes nomás. A lo mejor tuve suerte de tener este físico delgado. Solo tengo un problemita en la rodilla derecha, pero seguimos firmes”.

Frente a una experiencia asombrosa, que muchos quisieran replicar, Ciccioli dijo: “Tal vez no soy quién para aconsejar, pero les diría a los jóvenes que no hagan la vida de levantarse a la tarde, que veo que se acuestan al amanecer, que se exceden en alcohol, no se cuidan en las comidas. Yo les pediría a los padres que se acerquen más a los chicos, que haya más unión familiar. Lo vemos en el futbol, donde todos queremos divertirnos pero a veces uno se excede y se extralimita en el juego, haciendo roces y discusiones. Es complicada la vida hoy en día, pero hay que pensar en ir a divertirse. Si vas a discutir porque te tire una pelota mal y después pones la pierna dura, hay que dejarla pasar y levantarse”.

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