Por Chama M. Nóbile
En las columnas anteriores comencé con el tema de los aceites esenciales y sus usos, especialmente en aromaterapia. Ahora quiero continuar con una pequeña guía para reconocer la calidad de un AE y sus formas adecuadas de conservación y uso ya que -vale repetirlo- que éstos sean un producto natural, no significa que sean inocuos.
Ante todo, quien tenga la posibilidad de acceder a AE en forma directa, es decir comprando a productores artesanales, debe optar por esta opción, más allá de que en el mercado éstos se ofrecen. De esta manera es factible conocer la trazabilidad y origen de las plantas que se usan para su confección.
Además al momento de comprar hay que tener en cuenta que un AE de calidad en general viene envasado en botellitas de vidrio color ámbar o azul. No se recomienza loes envases plásticos o transparentes ya que la luz acelera la oxidación del producto y el plástico se degrada lo que puede contaminar el aceite.
No todos los AE se obtienen de la misma manera, ni con el mismo volumen de plantas a destilar. Por eso varía mucho el costo según el tipo. Se recomienda no comprar aquellos que se venden todos a un mismo valor ya que pueden no ser “puros”, es decir que muchas veces se los diluye en otro aceite portador, reduciendo sus propiedades.
La etiqueta debe exhibir tanto el nombre genérico de la planta como su binomio latino. Por ejemplo un AE de “lavanda” también debe decir “lavándula angustifolia”. Esto indica el género y especie de la planta que se distingue de otras de la misma familia y que pueden variar en sus características, propiedades y contraindicaciones.
A diferencia de las fragancias sintéticas que tienen un impacto inicial fuerte y luego van desapareciendo, el aroma de un AE es inicialmente placentero y se va expandiendo.
Para detectar su pureza vale poner una gota de AE sobre una hoja de papel secante. El puro se evaporará completamente luego de 24 horas sin dejar rastro de aroma, mientras que el que está diluido en otro aceite dejará una aureola o mancha; excepto cuando el tipo de AE sea de un material más viscoso como una resina o como el de Sándalo, por ejemplo.
Un AE genuino, auténtico y completo debe reunir tres requisitos: ser 100% naturales (sin agregados sintéticos); 100% puros (sin dilución en otros aceites) y 100% completos (sin alteración de color ni desterpernar).
Como se requieren grandes cantidades de material vegetal para logar una reducida cantidad de AE es necesario usarlos con cuidado ya que su concentración es muy alta y bastan unas pocas gotas para acceder a sus beneficios.
Aplicaciones
Si bien hay quienes defienden su ingesta como una forma de acceder a sus propiedades, la forma más segura es hacerlo a través de la aplicación en la piel, la inhalación directa, por vapor o en ambientadores.
En cuanto a la aplicación en la piel sabemos que un AE está compuesto por cientos de micromoléculas capaces de penetrar la dermis y llegar al torrente sanguíneo para circular por el organismo. Por eso se pueden aplicar mediante masajes con algún aceite o crema vehiculizante (se desaconseja su uso en forma directa ya que pueden provocar hipersensibilidad en algunas pieles). También se usan en jabones artesanales, champús y fragancias.
La inhalación es otra forma eficaz y rápida de acceder a sus beneficios. Las moléculas de AE ingresan a través de nuestro olfato al sistema límbico del cerebro, donde son procesadas las emociones y los recuerdos. Por eso su uso tiene fines emocionales o para estimular la memoria y otras funciones cognitivas como la atención. Una vez que llegan a los pulmones son puestos a circular en la sangre.
Se puede inhalar directamente desde el frasquito de AE, también poniendo algunas gotas en agua hirviendo para hacer “vahos” – se puede combinar con hojas de la planta según el efecto que se quiera conseguir, por ejemplo, de eucalipto para destapar aliviar síntomas de resfríos- y también se utilizan en hornillo o difusores ultrasónicos o en brumas para esparcir en los ambientes.
En cualquiera de esos tres casos el riesgo de efectos indeseados es muy bajo. De todos modos ante cualquier reacción dérmica o la aparición de síntomas como mareos, nauseas o dolor de cabeza, se recomienda interrumpir su uso. Además, es necesario conocer los usos correctos de acuerdo a las propiedades de cada AE y las contraindicaciones que puedan surgir por problemas de salud.
Precauciones
Los AE de menta (mentha x piperita), romero (rosmarinus officinalis) y las variedades de lavanda (lavándula x intermedia, stoechas, spica o latifolia) deben evitarse en personas con epilepsia.
Los hipertensos deben evitar el AE de romero y el de salvia (salvia officinalis).
En niños el AE de caléndula y el de lavanda pueden usarse en dosis mínimas sin inconvenientes y hay algunos que directamente deben evitarse.
Para que los AE no sean un mero producto aromático y que el uso de los recursos naturales no sea desperdiciado, es importante conocer sus propiedades para utilizarlo adecuadamente. Dada la cantidad que existen y la variedad de aplicaciones de un mismo AE. Por eso en muchos casos se pueden mezclar para potenciar sus efectos, principalmente cuando su uso se destina a tratar algún problema emocional, psicológico o espiritual.
Propiedades
Para propósitos físicos como problemas de los diferentes tipos de piel sugiero el AE de geranio, incienso y lavanda (para piel equilibrada); los anteriores más la manzanilla, el neroli, rosa y sándalo o ylang ylang (piel seca o descamada). Quienes tienen piel grasa deben usar por ejemplo bergamota, cedro, ciprés, lavanda, romero y limón. Los de piel sensible se beneficia con la lavanda, la manzanilla el sándalo y el patchuli, entre otros.
El acné se trata con AE de cedro, eucalipto, lavanda, limón, romero o tea tree; mientras que para las cicatrices y manchas se usa bayas de enebro, bergamota o jazmín. La celulitis se ataca además con AE de canela, de naranja, pino y salvia.
La lista de aceites y usos es muy extensa y abarca el tratamiento desde dolores de cabeza y musculares hasta infecciones o problemas intestinales. Para un propósito emocional como problemas de ansiedad, stress, imsomnio, depresión o pánico, entre otros hay un amplio abanico de AE, muchos de éstos también sirven como antifúngicos, bactericidas, antiinflamatorios y antioxidantes, por nombrar sólo algunas de sus propiedades.