“Metele Mecha” es el nombre que le dieron al proyecto que, en un motorhome y con sus mascotas, busca unir el sur de Argentina con el norte de México.
Por Rodrigo Chavez Lagraba
Siempre hubo trotamundos, en todas las culturas y épocas. Los motivos de quienes eligieron el nomadismo siempre fueron inciertos. Como señala Osvaldo Baigorria en su libro “Anarquismo Trashumante”, desde el monje errante o mendicante de la antigüedad hasta la fecha, se repiten casos de comunidades o individuos que parten a realizar su vida fuera de los muros del sedentarismo.
En la localidad de San Jorge se encuentra una pareja de viajeros que tomaron la determinación de modificar su modo de vida de manera radical. En este momento, se encuentran en plena transición entre la vida de hogar, afincada en la ciudad, y la materialización de su nueva casa sobre ruedas, la misma que los llevará a recorrer Latinoamérica.
Ayelén (30) y Juan Ignacio (26) abrieron las puertas de su casa, una furgoneta Mercedes Benz modelo 1995, a El Impreso del Oeste, para compartir al mundo el inminente cambio de vida, sus objetivos, planificaciones y sueños como pareja viajera.
La Partida
Desde hace meses, el furgón MB 180 suele verse estacionado en plaza San Mertín. Con su puerta lateral abierta, el interior del motorhome llama la atención de los transeúntes sanjorgenses. En la parte exterior del vehículo, la identificación del proyecto se destaca con el logo de Instagram. “Metele Mecha” no es un emprendimiento, ni una campaña, sino la síntesis de una decisión que tomaron como familia Ayelén y Juan Ignacio, la misma que los llevará, en un principio, hasta México. Sin fecha específica de partida y mucho menos de llegada.
“La pregunta que todos nos hacen es cuándo salimos”, comentó Juan Ignacio. “Es la que todos te hacen y la más difícil de contestar, porque vamos a salir cuando terminemos de acondicionar el motorhome”, explicó, mientras que Ayelén especuló que en septiembre empezarán a viajar. “Para salir, tenemos que contar con la Revisión Técnica Vehicular, para lo cual tenemos que cambiar el parabrisas, y hacer la homologación. Eso sería lo último que nos faltaría para poder salir”, detalló Juan.
Si bien falta la fecha específica de salida, el destino inicial es más claro y apunta al sur del país. “La idea es unir Ushuaia y México. Pero empezaríamos desde San Jorge a Puerto Madryn. Desde ahí, no estamos todavía decididos si tomar por la ruta 3 o la ruta 40 e ir haciendo pueblito tras pueblito”, explicaron.
El sustento
Otra de las preguntas más escuchadas por estos viajeros es cómo van a costear semejante empresa. “Cuándo salís y cómo te vas a mantener, son las preguntas que todos te hacen, entre ellas mi vieja; y mi viejo, peor todavía”, comentó Juan.
La respuesta a ese cuestionamiento es “feriar, vender artesanías. Si en algún momento no se pueden vender artesanías, venderemos comida o haremos trabajos temporales o de temporada y voluntariados; lo que se vaya dando. Estamos abiertos a las posibilidades”, aclaró Ayelén.
“Ahora compramos un blend de hierbas para mate para vender en ferias, piedras de distintos tipos, sahumerios, pulseras de macramé y, como última opción, aprendimos a hacer malabares con clavas y pelotas”, especificó Juan y aclaró que, por ahora, no cuentan con reservas de dinero. “La idea es tener algo por las dudas. No para gastar, porque la idea es generar, pero si surge alguna eventualidad queremos estar seguros”, agregó Ayelén.
Cabe aclarar que, hasta el día de hoy, ambos conservan sus trabajos en la ciudad de San Jorge, algo que se sostendrá hasta el momento de partir.
El sueño
Los motivos que tuvieron los humanos a lo largo del tiempo para convertirse al nomadismo siempre fueron variados e inciertos. En el caso de estos jóvenes sanjorgenses, el sueño de una vida trashumante surgió durante la pandemia.
“La idea es salir de la rutina”, explicó Ayelén, “de lo que uno vive siempre, de lo que todos viven. Trabajar, tener una casa, tener un hijo, comprarse el auto. Y nos dimos cuenta de que nuestra felicidad no era esa”.
“Trabajamos, compramos un auto, otro auto, teníamos moto y nos sentíamos vacíos. Un fin de semana nos íbamos de viaje y nos dábamos cuenta de que eramos felices viajando”, completó Juan. “Llegábamos a Córdoba y no nos queríamos volver, íbamos a Mendoza y no nos queríamos volver y dijimos ‘¿por qué no lo hacemos?’. Después, con la pandemia, veíamos que mucha gente joven se moría sin cumplir sus sueños y, en una charla íntima, nos preguntamos ‘¿cuál es tu sueño antes de morirte?’ y este es el sueño de los dos. Así que dijimos ‘vamos a cumplirlo’”.
Después de la decisión mental, un nuevo panorama se fue abriendo para la pareja. “En el trayecto fuimos conociendo un montón de gente que lo hace y demuestra que es posible”, comentó Ayelén. “Cuando lo ideamos, pensamos ‘somos unos locos’. No le queríamos decir a nadie, porque nos van a tratar de hippies o que somos vagos. Pero después conocimos a mucha gente que lo hace”, destacó Juan.
Además, aseguraron que mucha gente les comentó que comparten el mismo sueño y los animan en su decisión. “Nos da más ganas cuando viene gente grande y nos dice ‘chicos, háganlo porque era mi sueño y siempre lo postergué y ahora tengo cáncer u otra enfermedad’. Hay un hombre que esperaba hacer lo mismo y su mujer enfermó y necesita diálisis; un compañero de trabajo me contó que su maestra esperó hasta jubilarse para hacerlo. Se jubiló, se estaba por comprar el motorhome y se murió de Covid. Esa fue la historia más dura que escuché”, comentó Juan.
La “mecha”
Una parte esencial de este proyecto es la nueva casa que alojará a los viajeros. El furgón Mercedes Benz fue cariñosamente bautizado como “Mecha” y su adquisición no estuvo exenta de desventuras económicas.
“Teníamos dos prioridades”, contó Ayelén. “Una, que Juan entre parado. Y la segunda es que tenga baño. Lo principal para mí es que tenga baño”, afirmó entre risas. “Además, buscamos una marca que esté presente en todo el continente, para poder acceder a los repuestos”, agregó Juan.
En cuanto a la “Mecha”, viene de Villa Ciudad América, de la provincia de Córdoba, y en su anterior vida fue ambulancia de los bomberos de esa localidad. La pareja cuenta que, después de varios intentos fallidos en cuanto a la compra de un furgón, el destino deparó la posibilidad de llegar a ella.
“Cuando llegamos a San Jorge, pasó una o dos semanas y empezó a humear”, contó Ayelén. “Es como que llegamos acá y la camioneta explotó”, graficó Juan y comentó que “un mecánico nos decía que era una cosa, el otro nos decía que era otra, pero yo sabía que no era abrir el motor y cambiar los aros, como nos decía uno”.
Sin poder encontrar una respuesta satisfactoria en los mecánicos locales, la pareja decidió tomar otro camino. “Nos metimos en los grupos de Facebook y encontramos al ‘rey de las MB’ en Santo Tomé, que se dedica exclusivamente a estas camionetas, es como el Favaloro de la mecánica de las MB”, comentó Juan.
El diagnostico del mecánico experto fue que había que rectificar el bloc del motor y cambiar la tapa de cilindros. Además, aprovechando el arreglo del motor, pusieron a punto todos lo periféricos del furgón, desde las bombas de agua y combustible hasta las correas.“Toda la plata que teníamos para la camperización, se nos fue para el motor”, detalló Juan.
Si bien en un primer momento la situación no fue grata, Ayelén aseguró que, “cuando nos dimos cuenta, era lo mejor que nos podía pasar. Porque si nosotros salíamos y hacíamos diez mil kilómetros, como mucho, y se nos rompía, ¿Qué hacíamos? En cambio, en ese momento estábamos con trabajo y teníamos dónde vivir”.
Una decisión
Desde que Ayelén y Juan tomaron la determinación de vivir viajando junto a su perra Pupi y su gato Boris, el proyecto invadió cada minuto de su vida. Desde los cambios de consumos diarios en pos de afrontar económicamente los gastos de la “Mecha”, hasta los tiempos libres de sus trabajos que fueron destinados a terminar la camperización.
“Dejamos todo”, sentenció Juan. “Porque si no, no podés. Yo dejé el gimnasio, aumenté diez kilos – comenta entre risas-, porque lleva mucho tiempo hasta hacer una trabita”. Con horarios de trabajo fuera de casa que van desde las 3 de la mañana a la una de la tarde en el caso de Juan, y por la tarde para Ayelén, la pareja trabajó en la Mecha hasta las 9 o 10 de la noche en verano para poder avanzar.
Ahora, el vínculo con el motorhome se estrecha cada vez más. “Hace 26 días que estamos durmiendo en la Mecha, porque dentro de 15 días tenemos que entregar la casa a una amiga y queremos estar adaptados a la camioneta y dejarla a ella tranquila”, explicó Ayelén. “Tambien para darnos cuenta de lo que nos falta. Tenemos un anotador y, cuando estamos haciendo algo y nos damos cuenta que nos falta un ganchito para colgar un repasador, lo anotamos”, señaló Juan.
En cuanto a estos primeros días de prueba piloto, aseguraron que “estuvieron buenos”. “Al principio escuchábamos todos los ruidos, porque vivíamos en al calle”, contó Ayelén. “Pasaba un auto, una moto o un perro que ladraba y los escuchábamos. Ahora nos pasan al lado o estacionan y ya no los escuchamos”, agregó.
“El primer viaje que le hicimos fue a Córdoba a ver a La Renga. Estacionamos en una estación de servicio y no pudimos dormir. Cuando un auto entraba a cargar nafta se nos abrían los ojos, o cuando los camioneros le daban marcha al motor para salir. Ahora no nos pasa”, comentó Juan.
Después de tanto trabajo y dinero destinado a los preparativos, la pareja está a punto de levar anclas hacia otros destinos y, si hay que elevar la mirada hacía un futuro más lejano, aseguran que se ven viajando. “Lo bueno que tiene esto de las redes sociales es que te escriben de todos lados. Ahora nos esperan en Ushuaia, en Misiones, en Entre Ríos y nos escribieron de Europa. Eso ya sería para una segunda parte del proyecto”, contó Juan.
Por último, antes de la partida, están planificando feriar en la plaza para poder despedirse de todos los amigos y familiares. “Pensamos en hacer esa despedida en la plaza. Para quienes quieran saludar, comprar y colaborar. Si alguno tiene el sueño y tienen dudas, también intercambiar ideas”, comentó Juan.
Ante el inminente cambio de vida, Juan confiesa que “ya no vemos más la hora de salir, hacemos esto porque es lo que nos gusta, porque queremos cumplir nuestro sueño. Creo que ese es el motor.”