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Fabián Araya: correr más allá de los límites

PERFIL DEPORTIVO

Por Pablo Amadei

“Cuando la gente me pregunta que distancia corrí se asombra y me dice: ¿todo eso corriste? Creo que todo el mundo puede hacerlo con una preparación previa. No es que somos unos tocados con una varita mágica. Cualquier persona bien entrenada lo hace, no es nada del otro del mundo”. El que lo dice con total naturalidad es Fabián Araya (45), atleta de Bustinza que compite en ultra trail y viene de ganar el Ultra Odissea Paso de la Arena en la provincia de Entre Ríos.           

El ultra trail consiste básicamente es correr carreras en donde no hay caminos preestablecidos. Puede ser en el medio de la montaña, en el desierto, o atravesando el campo. La consigna es que se desarrolle con distancias de ultra fondo que son superiores a los 30 kilómetros y que pueden llegar a ser de 100 o más incluso.

Los corredores deben sortear los obstáculos que la propia naturaleza impone como cruzar ríos, atravesar dunas, descender por senderos rocosos o todo lo que uno se imagine. A veces las competencias duran varios días, donde se duerme poco y mal.  

El tema es que Araya lleva la actividad física y el entrenamiento en la sangre, casi que forma parte de su ADN. No solo por su profesión, es preparador físico, sino porque siempre practicó deporte.

El arranque

Primero fue el fútbol, en el Huracán de su pueblo, que alternaba con la natación en cada temporada de verano. Hasta que se dio cuenta que ya no le alcanzaba con nadar solo en la época de calor y se fue a Adeo de Cañada de Gómez a hacer natación competitiva, aprovechando que podía entrenar todo el año porque el club tenía pileta climatizada.

Hasta que un día de hace unos 25 años atrás, un profesor del club cañadense organizó un triatlón en la ciudad. Natación en la pileta, bicicleta y pedestrismo por las calles. Araya no lo dudó, eran todas actividades que siempre había practicado, aunque por separado, nunca todas juntas. “Me anoté y estuvo buenísimo. Me empezó a gustar y al año se hizo otra vez. Ahí ya no dejé más y empecé a correr duatlón que es ciclismo y pedestrismo”, recuordó en una charla con El Impreso del Oeste.

Con el duatlón logró competir en certámenes argentinos y llegó a ser campeón santafesino cinco años seguidos. En el medio corría las maratones que se hacían en la zona y también volvió a incursionar con el triatlón, participando en varios desafíos “Iroman”, que consisten en dos kilómetros de natación, 90 de ciclismo y 21 de atletismo.

Aunque parezca increíble, la génesis de los ultra trail la encontró de vacaciones. Si para cualquiera hubiera sido un momento oportuno para estar tirado en la arena haciendo nada, su alma inquieta pudo más. Estando en Huerta Grande (Córdoba) con un amigo, justo hubo una carrera de ultra y se anotó.

“Me acuerdo que corrí 30 kilómetros y salí quinto en la general. Como que me cayó la ficha y dije esto es lo mío. Dejé un poco lo que eran las carreras combinadas y me dediqué a esto”, relató.

A partir de allí fue aumentando progresivamente la intensidad de las competencias y hoy ya participa en la distancia de 50 kilómetros. “Siempre voy de menor a mayor. El año que viene espero meterle un poco más y llegar a correr 100 kilómetros”, se ilusionó.

Paradójicamente podría pensarse que, si ya corre esas distancias, una más corta casi que la ganaría con los ojos cerrados. Pero no es tan así. “Las carreras más cortas se corren en otro ritmo. Una carrera de ultra hay que regularlo porque si arrancas a fondo los primeros 10 kilómetros después te quedan 40 más. Por eso sufro más las careras cortas que las largas”, explicó.

Entrenamiento intensivo

Por supuesto que para sostener el nivel Araya sabe que tiene que estar bien entrenado y no puede dar tregua ni un solo día. Así es que tiene una rutina de lunes a lunes de distintas exigencias. “De lunes a viernes entreno entre una hora y una hora y media. Los sábados y domingos corro unos 30 kilómetros más o menos. Depende por supuesto de cuando tenga la carrera. Hago complemento de gimnasio que no me gusta mucho porque lo veo muy aburrido, pero a mi edad es necesario ya que no tengo el físico de los 20 así que voy dos veces a la semana y también meto un poco de bici”, describió.

Con la alimentación reconoce que no es de cuidarse mucho pero sí que come sano. “No tengo una alimentación estricta, aunque me gusta llevar una vida saludable. Pero si tengo que comer un asado, lo hago”.

Teniendo en cuenta que cada carrera de ultra trail demanda un par de meses de preparación, Araya planifica el año para correr unas cuatro competencias. Comienza casi siempre en una que le gusta mucho, el Desert Trail de Fiambalá en Catamarca que se corre en mayo y que es la más grande competencia de desierto de montaña en Sudamérica. El año pasado fue tercero en su categoría y en el 2023 seguramente irá por mas.

Hay que tener en cuenta que como todo deportista amateur, Araya se solventa sus propias competencias con todo lo que se requiere, aunque el club Huracán de su pueblo lo ayuda generalmente con el costo de las inscripciones a las competencias. “En Argentina no hay corredores de trail profesionales. Algunos podrán tener algún sponsor, pero no les alcanza. Todos los que corremos tenemos que laburar”, reconoció. Para su suerte, su esposa Natalia también es deportista – juega al hockey – y entiende de esta pasión. No solo lo acompaña a muchas carreras, sino que un par de veces también corrió.

Por lo pronto, todavía quedará pendiente correr algunas de las carreras que se hacen en la Patagonia, donde el esfuerzo físico se compensa con las majestuosidades de los paisajes que los corredores deben sortear. “Hay una carrera que es El Cruce donde se atraviesa la Cordillera, pero se hace en verano donde yo además trabajo de guardavida. La tengo ahí, pero por ahora no está en mis planes”, aseguró.

Una forma de vida

Araya no cree en eso de que, en un deporte individual como el suyo, se compita contra uno mismo. “Yo compito contra los otros rivales. Una cosa es competir y otra cosa es correr para llegar. No lo veo como un hecho de superar mis propios límites. El día que no quiera competir más, correré para disfrutar sin que me interese el tiempo que haga o si llego primero, segundo o cien. Pero por ahora corro para ganar”, enfatizó.

Lo que sí tiene claro es que además de un buen estado físico hay que llegar a la carrera con una buena fortaleza mental. “La cabeza es un 50 y 50 con el físico. En un momento de la carrera decís cuánto que falta y ahí empieza el trabajo de la cabeza. Si la cabeza no está bien, no la terminás. Porque son carreras largas y hay que estar fuerte en todo sentido”.

De todos modos, reconoce que el paso del tiempo empieza a pasarle factura a su propio cuerpo y lo va notando en cosas como la recuperación después de cada carrera. “Uno va perdiendo la velocidad, antes me recuperaba más rápido podía correr sábado domingo y el lunes entrenaba. Ahora corro el sábado y el lunes arranco suave si no me duele nada”, aseguró.

Sin embargo, el tiempo del retiro no está ni cerca. Por ello deja una frase al final que lo pinta de cuerpo entero: “Para mí las carreras no son aburridas, no veo la hora de correr. Me gusta mucho correr y disfruto mucho del deporte. Voy a correr hasta que pueda. Mientras que pueda caminar lo voy a hacer, tal vez no de la forma en que lo hago ahora pero seguro lo voy a hacer. Porque es mi forma de vida”.

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