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sábado, noviembre 23, 2024
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Movimiento Libre

Por Elisa Ridolfo

Hoy nos vamos a detener en una de las bases del desarrollo fisiológico: el movimiento libre. Para hablar de sobre él debemos hacer referencia a Emmi Pikler, pediatra austríaca que impulsó una nueva mirada sobre el cuidado de la primera infancia y transformó la manera de hacer de muchos profesionales y familias en las últimas décadas.

Pocos estudios han demostrado de manera tan cercana y real la forma que tienen los niños de relacionarse y entender el mundo como los aportes de Emmi Pikler y el Instituto Lóczy, en Budapest.

Adentrándonos en una definición, la primera forma de relación con el mundo que tenemos las personas es nuestro cuerpo. A través de él nos relacionamos, tocamos y sentimos. Pikler se dio cuenta cómo los adultos ponemos todos nuestros esfuerzos hacia el objetivo de que los niños y niñas caminen y cuanto antes, mejor. Advirtió el modo en que los intervenimos incansablemente y no nos detenemos en ver sus posibilidades.

Gracias a las observaciones que realizó sobre el desarrollo de los niños, demostró como los bebés desde su nacimiento realizaban ejercicios y posturas naturales preparándose para este desplazamiento erguido, es decir, para poder pararse. Este desplazamiento es el más complejo de todos, si no pensemos que como especie necesitamos siglos de evolución para llegar a el, y por lo tanto necesita su propio tiempo y práctica para establecerse por completo.

Estudio de posturas

Pikler inició un estudio de cada una de estas posturas y desplazamientos, tan desapercibidos al ojo humano. Los definió y los integró a sus evaluaciones del desarrollo motriz. Ya no era un simple “gatea o camina”, ahora había un mundo de posibilidades que reconocían el gran esfuerzo que están haciendo los bebés antes de caminar.

Pikler pudo vislumbrar todo el universo que había detrás de cada postura lograda. Lo estudió, lo dibujó, lo detalló y dió luz al desarrollo independiente, al logro de la autonomía y la libertad.

El bebé primero rola, luego se arrastra, se desplaza, luego se sienta, se para y camina. Oscila entre estas posturas, intenta, experimenta, mide, calcula. Su cuerpo solo tolera segundos en cada postura entonces va y viene en una danza casi continua.

De aquí su importancia, ya que el movimiento libre es la base del desarrollo saludable del niño y cómo se va a desplazar por y en el mundo, incluyendo también sus relaciones y su manera de comprender y aprender. Todo lo que suceda dependerá de ello.

Imagen del libro de Emmi Pikler
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