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Un joven cañadense fue convocado para la preselección argentina de básquet de chicos con síndrome de Down

Bautista Hernández tiene 15 años y hace una década que juega en Sport. En mayo tendrá su primer entrenamiento con la selección.

Por Pablo Amadei

“Para mí es un orgullo, el día que me avisó la mamá de la convocatoria le quise mandar un audio y se me hizo un nudo en la garganta y le tuve que escribir. No podía hablar de la emoción, nunca me lo hubiera imaginado con la camiseta de la selección”, dijo Gerardo Maldonado, entrenador de divisiones formativas del básquet de Sport Club de Cañada de Gómez. Allí Bautista Hernández de 15 años, practica el deporte a la vez que participa de los torneos de la Cañadense de básquet. A Maldonado pocos lo conocen por su nombre. Todo el ambiente basquetbolístico le dice “Pocho” y contó así su primera sensación cuando se enteró que Bautista Hernández había sido convocado a la preselección argentina para chicos con síndrome de Down.

La Federación Argentina de Deportes para personas con Discapacidad Intelectual (Faddim) es una entidad que organiza y promueve los deportes paralímpicos en nuestro país. Afiliada al Comité Paralímpico Argentino, tiene seleccionados de fútbol, atletismo, taekwondo, natación, tenis de mesa y por supuesto básquet, aunque en este caso solo de mayores. Desde hace un par de meses se propusieron armar tres selecciones de básquet de chicos autistas, con discapacidad intelectual y síndrome de Down. Así que comenzaron un rastreo por todo el país para conocer qué jóvenes tenían alguna de estas condiciones y que por supuesto, jugaran al básquet.

Lucas Riquelme es el entrenador de Faddim y fue él quien llamó a un colega de Cañada de Gómez preguntando si conocía algún chico con estas características. La referencia a Bautista fue ineludible porque hace 10 años que juega en Sport y como si fuera poco, está federado: es decir participa de las competiciones que la Asociación Cañadense de Básquet organiza.

Lo que siguió fue una comunicación con la familia, una tarea de convencimiento que no fue tal porque enseguida todos dijeron que sí y la promesa de un próximo llamado para el primer entrenamiento que será en mayo en un lugar a designar.

Inicios en el deporte

Bautista nació en el seno de una familia identificada con el básquet y con el color celeste de la camiseta de Sport en particular. Es el menor de dos hermanos. Joaquín, tiene 17 años y ya juega en la Primera de Sport. Bautista cumplirá 16 el próximo 27 de junio. Graciana Manzone es su mamá y contó que el básquet siempre le gustó porque recién se empieza a competir a los 13 años. “El Mini es recreación, encuentros, y me parecía apropiado para él porque practicaba un deporte y por la socialización. El profe de minibásquet que es “Pocho” Maldonado siempre lo incluyó. Encuentro que había encuentro que iba hasta que empezó a compartir con su grupo y sus compañeros”.

Hay que remontarse una década atrás cuando Bauti tenía 4, acaso 5 años y llegaba al club acompañando a su hermano que ya jugaba en la categoría Mini. “Pocho”, el entrenador, le alcanzaba una pelota y Bauti empezaba a picarla. Fue natural, entonces, que en algún momento se incorporara formalmente a las prácticas. Más allá de alguna duda al principio y hasta miedo por el desconocimiento a lidiar con un chico con esa condición, las cosas se dieron naturalmente y desde el comienzo todos tuvieron en claro que Bautista iba a ser uno más.

“Cuando empezó a practicar en Pre mini no hubo diferencias, practicó como cualquier otro, con el apoyo de los padres que siempre estuvieron al lado. Con lo que le gustaba el básquet, con los compañeros y los profes que tuvo salió lo que salió, un crack”, rememoró Maldonado.

De esta manera se fue gestando el amor de Bautista por el básquet y el de “Pocho” por Bautista. Se le nota en la voz a través de la comunicación telefónica cuando habla de él, de aquellos entrenamientos, del esfuerzo por aprender cada día.

“En las prácticas agacha la cabeza y las cosas que le decís las hace. Si le cuesta lo vuelve a intentar y si le cuesta mucho dice que se le desataron los cordones (risas). Tiene esas cosas y te saca una sonrisa en cualquier momento. Pero siempre lo intenta”.

El entrenador recordó que siempre le llamó la atención el sentido de responsabilidad que tenía Bautista en cada encuentro en donde participaban.

“Estaba siempre atento, no se alejaba, estaba siempre con sus compañeros. Me acuerdo que un año fuimos a Buenos Aires un fin de semana a un encuentro de Mini en Vélez y él tomaba solo una medicación a las 7 de la mañana sin que nadie se lo recordara”.

Un adolescente como cualquiera

“Bauti es como cualquier adolescente, encerrado en su pieza con su teléfono, tiene su grupo de amigos de la escuela y de básquet y lo conocen todos. Es muy sociable, querible, colabora en casa, hace las tareas en casa cuando le digo”, apuntó mamá Graciana hasta que su hijo rompió todo solemnidad e interrumpió diciendo: “Vos hinchás”.

La mamá agregó que “se hace su desayuno, se queda solo a la mañana cuando no tiene escuela. pone la mesa, tratamos de darle la mayor independencia posible. Maneja teléfono, celular, computadora, anda solo en bici. Se pelea por la play con su hermano como cualquiera”. Y destacó el acompañamiento de Sport desde siempre, donde Bauti pasa gran parte del día, y del Instituto Razetto, la escuela donde comenzó a los 2 años y que ya lo tiene en tercer año del secundario.

Hay también espacio para el hermano Joaquín porque es “un pilar importantísimo, lo reta, lo ayuda, lo acompaña, pero siempre tratando de que no sea responsable de Bauti. Los responsables son sus profesores y nosotros, los padres”.

Además del básquet, que ocupa espacio en el ropero con decenas de camisetas y horas de TV con algún partido, Bautista tiene pasión por la pintura. A la hora de las comidas, mamá gana con las milanesas con papas fritas porque el asado de papá y los fideos de la abuela, no están entre los preferidos.

Graciana recordó que se enteró de la condición de su hijo cuando nació y que eso no la asustó tanto como una atrofia de esófago que obligó a una operación prematura de Bautista. “El nació con el esófago incompleto. Cuando era chico renegamos mucho con la parte digestiva porque el esófago se cerraba. Mi miedo siempre fue más por la comida, porque se le obstruya el esófago que por el síndrome. Ahora ya lo maneja, conoce su cuerpo, mastica más, toma mucho líquido”.

Reconoce que, por su condición de kinesióloga, Bautista siempre estuvo muy estimulado en su parte motriz y eso tal vez haya repercutido en sus aptitudes para el básquet. “En casa los juegos de mesa estaban guardados, siempre tratamos de que hiciera alguna actividad física, el motrizmente tiene pocas falencias. Si ves un chico con Down te vas a dar cuenta de que la marcha es un poco más torpe, o se inclinan para adelante o le cuesta saltar en una pierna. En cambio, él al estar siempre tan estimulado eso lo fue ayudando”.

Uno más en el equipo

Pablo Fernández hace un año que está en Sport. El destino quiso que alguna vez tuviera de compañero al tío de Bautista y el año pasado haya sido el entrenador del joven en la categoría U16. Asegura que lo primero que hizo fue ponerse en contacto con los otros entrenadores del club para conocer un poco más de Bauti, para ver metodologías de trabajo, saber si era aplicado a las normas. Ahí se dio cuenta que para todos Bautista era un deportista más y no había que tener ningún tipo de reparo por su condición.

“Lo que más me sorprendió fue la capacidad de adaptarse él a los compañeros y ellos a él. No hay ningún tipo de beneficios ni concesiones, trabaja a la par del resto y eso es lo que nos pidió la familia. La verdad fue todo un desafío, pero en el transcurso del año se simplificó porque él lo hace fácil. Él va a la par de los compañeros, no es que teníamos que tener un trato preferencial. Es uno más del plantel”.

Como con mucho de sus compañeros viene jugando juntos desde hace una década, hay relaciones que se dan naturalmente, sin tantas vueltas. “Los compañeros lo apoyan, obvio que cuando hay algo que se le puede escapar lo ubican en la cancha. Bautista compite en el grupo de básquet federativo. No es que juega de vez en cuando. Tiene un instinto competitivo, se pone contento cuando ganamos y triste cuando perdemos”, aclaró Fernández.

Verlo jugar los fines de semana ya forma parte de la cotidianeidad, pero al principio algunos rivales no sabían cómo reaccionar. La mamá recuerda con una sonrisa que “cuando empezó a jugar en competencia los contrarios de buena fe se abrían para que pueda tirar. La psicopedagoga que tiene el nene nos dijo que eso no lo ayudaba porque él comprendía las reglas. Entonces cuando terminaba el partido le decíamos a los entrenadores del rival yo te agradezco, pero la próxima déjalo que lo marquen, que sea un rival más”.

Algo similar cuenta Fernández al afirmar que “hay algunos rivales que dan un paso atrás y otros van a apretarlo. Y él lo entiende. No se enoja, no se fastidia, entiende que habrá momentos para jugar más libre y otros con el rival más encima. Y él te dice es básquet, como diciendo no pasa nada, creo que nos enseña muchas cosas”.

Un ejemplo de inclusión

No hay nadie que no tenga una palabra de elogio cuando preguntamos por Bautista. En Sport lo conoce todo el mundo, en Cañada lo conocen casi todos.

Cálido, amable, educado, con capacidad de socializar, respetuoso, son algunos de los vocablos que se eligen para describirlo.

Mama Graciana contó que cuando Bautista nació, pensaba que lo iban a discriminar. “Hace poco hablaba con mi mamá y justamente me decían te acordás cuando decías que lo iban a discriminar. No tratamos de incluirlo en algo que él no quiera, le damos su tiempo su espacio. En ningún momento sentí que le hayan cerrado alguna puerta más bien todo lo contrario, lo ayudan a ser feliz”.

“Bauti te pone la vara muy alta porque te resuelve un montón de cosas y te hace las cosas fáciles. Nuestra cuota social en los clubes es abrirles también las puertas a estos chicos porque el deporte debe ser parte de su vida y los puede ayudar en modelar su carácter. Nosotros los grandes todavía estamos en deuda en la inclusión”, agregó Pablo Fernández.

Volviendo a aquel día en que se enteró de la convocatoria de Bautista a la selección, Maldonado dijo: “La familia estaba de vacaciones y cuando apenas regresaron le pregunto a la madre donde estaba Bautista. Está en el club me dijo. Entonces lo llamé, me contestó y me dijo Zapallo, ¿Querés venir a jugar un uno contra uno que te como en un pancho? Fui a buscarlo y cuando lo vi, estaba diferente. Miré el paso gigante que dio y no lo pudecreer, es un hombre casi. Yo lo amo. Me enseñó un montón de cosas. Aprendí un montón con él”, finaliza mientras se intuye que alguna lágrima de emoción se habrá escapado por ahí.

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