Se trata de seis jóvenes que pertenecen al Club Real Austral de Bogotá
Por Pablo Amadei
Bogotá, la capital colombiana, y Bustinza, un pequeño pueblo agrícola del departamento Iriondo, no se parecen en nada. No solo por los más de 6.000 kilómetros que las separan geográficamente, sino por los contrastes en los estilos de vida de cada una.
Una es una ciudad de casi ocho millones de habitantes, un tránsito endemoniado, el ruido y el movimiento frenético de toda gran urbe y niveles de inseguridad propios de cualquier gran metrópoli latinoamericana. La otra tiene la quietud propia de los pueblos de tierra adentro de la provincia, donde el silencio solo se sacude por el canto de los pájaros y donde todos se conocen y se saludan.
Sin embargo, durante las últimas tres semanas los dos lugares estuvieron un poco más cerca gracias a la presencia de seis jóvenes colombianos de entre 13 y 20 años, jugadores del Club Deportivo Real Austral de Bogotá, quienes entrenaron en el Club Huracán bustincero y realizaron pruebas en clubes de Rosario y la región.
Se trata de Yohan Orozco Romero, Maycol Huertas Baez, Sergio Beltrán Acosta, Brayan Bejarano Escobar, Nahuel Martínez Acosta y Yostin Bello Rivas, quienes llegaron junto al entrenador, Fredy Alexander Mojica Pérez.
La historia de este técnico merecería un capítulo aparte. Cuando tenía 20 años llegó a jugar en la selección de Bogotá y tuvo un par de pruebas en clubes de primera, aunque no quedó. La vida lo llevó a ser ingeniero en programación de software hasta que 15 años atrás, a través de la Fundación Aprender y Crecer, fundó el Club Real Austral con el objetivo de alejar a los chicos de problemáticas ligadas a la droga y el delito.
El club está enclavado en una localidad llamada Rafael Uribe Uribe, una barriada muy populosa del sur de Bogotá donde el narcotráfico era moneda corriente.
Mojica Pérez incluso tuvo que irse del barrio “porque los distribuidores de droga me amenazaron ya que les alejaba a los chicos del negocio”. Sin embargo, con el paso del tiempo pudo regresar y hoy el club participa en diversos torneos juveniles que se hacen en la capital colombiana.
Por qué Bustinza
Para que estos jóvenes colombianos llegaran a Bustinza fue necesario el nexo de Daniel Mercuri, un experimentado técnico de futbol de Cañada de Gómez y quien actualmente dirige las inferiores de Huracán.
“Fue un vínculo que surgió a través de Álvaro Villa, un ex jugador que es amigo de Daniel y nos contactó hace un par de años. Así que empezamos a hablar, a contarles lo que teníamos allá y a ver si se podía traer un grupo de jugadores para probarse”, contó Fredy.
La idea era venir antes, pero la pandemia frenó todo, como ocurrió en todo el mundo. Pero como el contacto nunca se interrumpió, Mercuri le comentó a Mojica Pérez que trabajaba en un pueblo muy tranquilo y al técnico colombiano le “pareció muy bueno para la concentración de los jugadores”.
Así fue como los entrenadores del Real Austral seleccionaron a un grupo de chicos para que vinieran a la Argentina. En el medio surgió la posibilidad de hacer pruebas en clubes de nuestro país y ese fue el gancho que faltaba para entusiasmar a los jóvenes.
”Ese fue el objetivo principal pero no queremos engañar a los futbolistas diciéndoles que iban a quedar seleccionados ni hada de eso. Ellos saben que se trataba solo de una prueba”, aclaró el entrenador colombiano.
La semana pasada el grupo de jugadores realizó entrenamientos en Newell’s de Rosario y en Sportivo de Las Parejas. “Fue muy gratificante para ellos porque fue su primera oportunidad en un club con la historia de Newell’s. Ellos estaban muy contentos, pero somos conscientes de que el nivel es muy alto, el fútbol argentino es más competitivo, de mayor jerarquía. Técnicamente los chicos argentinos están mucho mejor. Parece que nacieran con la técnica incorporada”, reconoció Mojica Pérez.
De Bogotá a Bustinza
Por el viaje, los chicos debieron dejar sus actividades cotidianas. Mientras los más jóvenes todavía están en la escuela secundaria, Brayan, que ya tiene 20 años, trabaja con el padre en mantenimiento de fachadas. Sergio, de 18, en tanto, estudia una tecnicatura en mecatrónica.
A lo largo de estas tres semanas de entrenamiento intensivo, los futbolistas realizan trabajos físicos, tácticos y técnicos por la mañana y por la tarde comparten las prácticas con los chicos de Huracán.
En sus horas libres, aprovechan para descansar y para caminar un poco por las calles del pueblo. Por supuesto que el primer gran cambio tuvo que ver con el estilo de vida tan diferente entre Bogotá y Bustinza. “Estamos muy sorprendidos porque de vivir con tanta gente, mucho tráfico, mucho auto uno puede salir libre y no hay riesgo de nada, de robo o asesinato. Es muy tranquilo todo”, reconocieron los jóvenes.
La otra gran sorpresa fue la cordialidad con la que fueron tratados. Desde la gente del club Huracán, que les abrió las puertas hasta el último de los habitantes.
Incluso fueron convocados por la escuela secundaria para que cuenten como es su vida en Colombia, “Salimos a la calle y todos los mundos nos saluda, eso es muy bonito”. Y ni hablar de algunas chicas con las que intercambiaron alguna que otra mirada, un par de números de celular y algún que otro beso a escondidas, aunque ellos prefieran reír antes que confesarlo. “El acento de las chicas enamora mucho, toca a esperar a ver qué pasa”, dicen al pasar.
Mientras tanto, antes de la partida el 6 de mayo, alimentan el sueño de poder quedarse en Argentina a jugar al futbol. “Venir a la Argentina fue muy emociónate para todos nosotros y nuestros familiares. No gustaría quedarnos acá y seguir aprendiendo”, dice Brayan, el mayor del grupo.Saben que no es fácil, por la competencia que hay y porque todos lo que patean una pelota en nuestro país quieren lo mismo: jugar en primera. “Sabemos que no es fácil porque aquí se juega de una manera muy distinta y nos toca acoplarnos al fútbol de acá si nuestro plan es quedarnos. Sabemos que tenemos que empezar en una división intermedia para escalar y llegar algún día a primera”, concluyó el joven.
