Una científica halló agroquímicos en sangre, orina y materia fecal de los habitantes y en el aire de pueblos fumigados de Buenos Aires. Pensaba advertir a la población y la comunidad científica, pero fue “amordazada” por el Inta
Por Luis emilio Blanco
Centenares de expresiones emanadas de asambleas ciudadanas, organizaciones socioambientales, científicos, investigadores y vecinos de poblados rurales se viralizaron para manifestar solidaridad con la investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), Virginia Aparicio, quien el miércoles 21 pretendía informar a los argentinos y a la comunidad científica internacional sobre el resultado de sus hallazgos en materia de contaminación con agroquímicos en habitantes de Buenos Aires. En su estudio, un relevamiento biológico humano exhaustivo realizado en la primavera de 2021 e impulsado por la Unión Europea (UE), la especialista confirmó la presencia de agrotóxicos en orina, sangre y materia fecal de personas y en el aire del lugar en el que residen.
Sin embargo, el encuentro -que se preveía realizar vía streaming- fue suspendido por decisión del director nacional del Inta, Carlos Alberto Parera, a través de una nota que envió a la investigadora de la institución -ingeniera agrónoma, doctora en ciencias agrarias e investigadora del Conicet- que pretendía informar a la comunidad sobre sus hallazgos y a la vez, advertir sobre el peligro al que están expuestos los habitantes de los pueblos fumigados.
En un documento firmado por miles de representantes de diversas organizaciones y particulares se interpretó la actitud del funcionario máximo del Inta como “un acto de censura y persecución” sin explicaciones. “Repudiamos enérgicamente el proceder del director del Inta, quien tomó la decisión de censurar a la investigadora, Virginia Aparicio”, resaltaron y argumentaron que “el relevamiento biológico humano que motiva el proceder censor del Inta comprendió la búsqueda de agrotóxicos en personas que habitan en pueblos fumigados de la provincia de Buenos Aires”.
Proyecto Sprint
El muestreo fue realizado durante la primavera de 2021 y forma parte del proyecto Sprint (Transición Sostenible de Protección Vegetal: Un Enfoque de Salud Global) financiado por el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la UE. Del proyecto Sprint participa un grupo de institutos de investigación de 10 países europeos y Argentina con la intervención del Inta.
En mayo último, los participantes de Argentina tomaron conocimiento de los resultados que preocuparon sobremanera debido a que se detectaron y cuantificaron decenas de agrotóxicos en los cuerpos humanos, tanto en sangre, como en orina y materia fecal, así como en el aire que se respira en los pueblos fumigados.
Los análisis se realizaron en personas que residen en localidades de Buenos Aires con actividad agraria cercana a las plantas urbanas. Además de la toma de muestras se aplicó a cada sujeto que participó de la experiencia una pulsera por el término de una semana que permite captar las sustancias existentes en el aire que respiran en el lugar que habitan. Esas muestras fueron analizadas en las universidades de Wageningen y Stichting Katholieke Universiteit, en Países Bajos.
Una misiva censora
A través de una nota, que lleva la firma de Parera, enviada el 15 de junio a Aparicio como responsable del Sprint-Argentina, se le “instruye” a la investigadora que suspenda la reunión informativa del 21 de junio de 2023. “Los motivos de la decisión son inaceptables. El director del Inta señala que se tomó conocimiento de que posiblemente algunos procedimientos del Sprint en Argentina excedieron la incumbencia institucional y luego agrega en tono persecutorio que el accionar de la investigadora está siendo analizado”, manifestaron los firmantes en el comunicado, a la vez que remarcaron que “no se trata sino de un artero acto de censura y persecución que tiene como fin ocultar la información sumamente valiosa y reveladora que aporta el Sprint sobre los graves impactos de los agrotóxicos en las matrices ambientales y los cuerpos humanos en Argentina”.
El procedimiento del muestreo realizado en la Argentina contó una aprobación del Comité Bioética de Ética de la Investigación del Programa Temático Interdisciplinario en Bioética (PTIB) dependiente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Además, el protocolo del muestreo fue revisado por pares y publicado en una revista científica. “Esto no deja nada por discutir. Lo objetable y repudiable es la censura y persecución del director del Inta”, enfatizaron.
En otro punto del comunicado destacaron que “es sabido que el Inta orgánicamente responde al agronegocio, así como es de conocimiento público el malestar y las quejas de los sectores beneficiados del agronegocio por la realización del Sprint en los cuerpos-territorios de la Argentina, pues como nunca antes se está desarrollando un relevamiento ambiental y sanitario con la mejor tecnología que en nuestro país no hay”.
Se trata de una prueba cabal y contundente del daño silencioso que provoca en los cuerpos el sistema agroalimentario industrial con el uso masivo de transgénicos y agrotóxicos, además de la contaminación y degradación ambiental y pérdida drástica de la diversidad biológica en los territorios.
Fotografía tóxica
“Lo que hace el Inta es ocultar e impedir la divulgación de la fotografía tóxica de los cuerpos humanos evaluados en el Sprint que seguramente se replica en todas las personas que habitan en los pueblos fumigados de la Argentina. Cuerpos que son impactados por numerosas sustancias que están ahí alojadas silenciosamente, pero que tienen capacidad para generar cáncer, daño genético, funcionar como alteradores hormonales, generar disfunciones en el sistema nervioso y poseer efectos neurotóxicos”, destacaron.
Un deja vú
La noticia de la decisión del Inta de suspender la divulgación de los nuevos conocimientos generados en los análisis de Aparicio exacerbó los ánimos de investigadores que adhieren a los principios de la Ciencia Digna porque se difundió justo en el día de su conmemoración, el 16 de junio. Esa fecha se instituyó por el día de nacimiento del científico del Conicet, Andrés Carrasco, quien, desde que concluyó su trabajo de investigación y hasta su muerte, enarboló una dura lucha para que la comunidad se entere de los efectos devastadores del glifosato.
“El acto censor y persecutorio del Inta representa un deja vu indeseable en el mismo Dia de la Ciencia Digna. Precisamente el investigador científico que fundó un nuevo paradigma de la ciencia, Andrés Carrasco, investigador del Conicet, en 2009 apenas terminó su investigación en el laboratorio sobre los efectos teratogénicos del glifosato, sin demoras fue directamente a nuestros pueblos fumigados a decir a viva voz que lo que se denunciaba bajo la sospecha empírica tenía respaldo en la información científica. Ese compromiso y entrega le valió a Andrés Carrasco una persecución feroz dentro del Conicet previo a la publicación de su trabajo”, destacaron en el documento y reforzaron: “Hoy, a la doctora Aparicio, le vuelve a suceder lo mismo, esta vez de la mano del Inta”.
Contra el Acuerdo de Escazú
Los representantes de las organizaciones y asambleas que se solidarizaron con Aparicio avalaron además el documento que presentaron formalmente por vía administrativa ante el Inta para pedir el inmediato cese de la censura y persecución contra la investigadora. “Expresamos toda nuestra solidaridad con Aparicio e instamos a las autoridades del Inta a que dejen de inmediato sin efecto la suspensión de la reunión informativa de los resultados del Sprint, advirtiendo que tal proceder además de persecutorio y censor representa una violación al Acuerdo Escazú, por el cual la Argentina asumió la obligación de garantizar la divulgación de forma inmediata y por los medios más efectivos de toda la información relevante que se encuentre en su poder y que permita al público tomar medidas para prevenir o limitar eventuales daños”.